lunes, 1 de diciembre de 2014

Molienda Artesana



Mateo vareando desde arriba 


Mateo se lo ha tomado muy en serio, como siempre. Hemos hecho aceite con una molienda artesana cien por cien. Os detallaré todo paso a paso, pero ya os adelanto que ha sido toda una experiencia que evidentemente repetiremos año tras año.



Vareando desde abajo


Bueno lo de coger aceitunas por estos lares es algo así como un deporte de algo riesgo o un trabajo en el que se mezclan los saberes del campo con ejercicios de funambulismo, equilibrio y trapecio. La orografía es de grandes desniveles y los olivos además de estar en esas grandes pendientes, tienen unas dimensiones exuberantes ( sobre todo por dejar en buen lugar a los olivos).

Aquí no solo vale con usar un buen toldo, además hay que ingeniarselas para frenar la velocidad que alcanza una aceituna. Lo normal es alzar el toldo por los filos con estacas o algo parecido, pero cuando hay árboles cerca, se hace una especie de pared de frenado con el toldo, tal y como se aprecia en la foto.



Recogiendo, Noviembre 2014






Para esta molienda artesana hemos usado algo más de cien kilos, una vez recogida ( dos mañanas de cosecha), entran en juego los demás miembros de la familia, procediendo a desramar manualmente y después deshojado y lavado manual. Os paso reportaje gráfico.

Jose Manuel y Mateo colaborando

Deshojado y lavado

Que lo hagamos de forma artesana no quiere decir que nos hayamos saltado los principios básicos y esto es, que entre la cosecha y la molienda no deben pasar más de dos o tres días y el lavado debe ser justo antes de la molienda, además de tratar a cada aceituna con el mimo que se merecen.

Después de esto, comienza todo el proceso de molienda, no hubiera sido posible sin la ayuda y los conocimientos de Zaira, Lola y Josuah, además de haberlo hecho en su finca y con su almazara. Este momento y todo el proceso compartido con ellos ha sido indescriptible.

Antes de empezar


Lo primero, moler las aceitunas, con un molino de martillo y por supuesto todo el proceso en frío.

Variedad Picuda y algo de Manzanilla


Mateo moliendo

Mateo como siempre a pie de cañon, siguiendo diligentemente los consejos de Josuah, tras obtener la masa a rellenar capachos y a apretar poco a poco la prensa. El primer liquido es alpechín y acto seguido comienza a salir alpechín y aceite, que se va decantando de forma natural por diferencia de densidades. Después se introduce un macarrón con el que se saca todo el alpechín y el aceite se pasa a otro envase para volver a decantarse y volvemos a usar el macarrón pero esta vez a la inversa, se introduce hasta donde hay aceite y sólo se extrae aceite, dejando las impurezas y todo el asiento en el fondo. Lo cuento fácil, pero Lola que es experta nos enseñó bien.


Rellenando capachos con la masa

Salida de alpechín

Hasta aquí, cualquiera piensa que de esto sale lo que sea menos aceite, pero no, en breve comienza a fluir el oro verde, evidentemente es aceite, pero es verdad que cuando lo ves caer te parece lo más grandioso, nuevamente la magia del campo nos marca para siempre. Yo no se que significa cada cosa para cada uno, pero a mi personalmente este tipo de quehaceres me impactan tanto o me gratifican o yo que se qué, que me quedo muchos días pensando y con ganas de cuidar cada vez más el campo y hacer más y más cosas, en fin, reconozco que estoy enganchadísimo y no se como explicarlo.




Sin palabras


Bueno vamos al aceite que si me pongo filósofo esto no acaba. Como siempre, Mateo no se privó ni de apretar cuando más duro estaba. Y yo viendo que aquello estaba más que controlado, me puse con el guiso, otro momentazo de molienda, un arroz guisado con leña y por si fuera poco, Lola también hizo un potaje de garbanzos y espinacas, además tortilla de papas, un menú autentico para un día inigualable.

El guiso de arroz


Trece litros de resultado

El rendimiento ha estado entorno al once por ciento, esto viene a ser la mitad del rendimiento medio que suele estar alrededor del veintidós por ciento, pero como ya sabéis seguimos firme en los principios cualitativos sin tener muy en cuenta los cuantitativos, para nosotros es un aceite maravilloso. Más todavía porque si lo hubiéramos hecho de otra forma, los niños no se hubieran impregnado nunca de tanta magia, a decir verdad José Manuel y Manuela lo pasaron en grande sobre todo porque estuvieron en buena compañía y explorando el campo y las tareas del aceite.

De momento seguimos cogiendo aceitunas para la próxima, parece que nos ha picado el gusanillo, yo por lo menos estoy a tope porque además nuestro vecino y amigo Juan C. nos ha cedido las aceitunas de su finca, así que Mateo y yo echamos unos ratos que ni os imagináis, queremos llegar a los quinientos kilos para llevarlo a otro molino cercano, aunque Josuah ya sabe que el año que viene repetimos la molienda artesana, abrazos.

Me encanta